Siguiendo la llamada que el Papa Francisco nos hace para realizar un ejercicio de avanzar en un proceso de sinodalidad, es decir, “caminar juntos”, hubo dos asambleas en nuestra Unidad Pastoral (compuesta por las parroquias Andra Mari, San Ignacio de Loyola, San Martín, San Nicolás, Santísima Trinidad, Redentor y Santo Domingo de Guzmán de Berango) en el mes de noviembre. Nos juntamos cerca de 150 personas y llegamos a las siguientes consideraciones:

Bloque 1: LOS COMPAÑEROS DE VIAJE

¿Quiénes forman parte de nuestra Iglesia?

Clero; religiosos/as; asociaciones y grupos de acción social (Cáritas, Manos Unidas, Paz y Justicia, Acción Católica, Alboan…) y acción pastoral (catequesis de infancia/juventud/adultos, grupos bíblicos, grupos de liturgia, Pastoral de la Salud…); laicos activos colaboradores; fieles de base que acuden a las celebraciones litúrgicas.

¿Quiénes deberían estar y estamos dejando fuera?

La franja que va de los 10 a los 40 años (adolescentes tras 1ª Comunión, jóvenes tras Confirmación, matrimonios jóvenes); no creyentes, indiferentes, aquellos a quienes no se las ha transmitido la fe; los que han dejado la Iglesia por distintos motivos y divorciados que vuelven a formar pareja; migrantes; colectivo LGTBI.

Bloque 2: ESCUCHAR

¿Cómo es escuchado el laicado, en particular las mujeres y la juventud?

Se les escucha poco, quizá porque no les gusta y no quieren aquello que les ofrecemos. No se ha prestado mucho interés pero se ve en ellas una promesa de futuro.

A las mujeres se les ha utilizado como “sirvientas” en tareas de servicio (catequesis, liturgia, atención a enfermos…) y reconociendo que sin ellas apenas habría vida parroquial, pero no dictan los caminos a seguir; hay muestras de respeto y cariño; ¿por qué no se permite la figura de la mujer diaconisa?

A los jóvenes se les quiere tratar como “fieles obedientes” (en una fe rígida) cuando no desde la distancia e incomprensión; no se sienten acogidos ni acompañados.

¿Qué espacio tiene la voz de las minorías, de las personas migrantes, de las personas descartadas?

Existe una sensibilidad (buena acogida)  y se les ofrece ayuda económica y anímica, pero no tienen voz propia y no hay lugares que faciliten el diálogo; empiezan a tener “espacio” (en la Iglesia, sociedad, ONGs); con aquellos que llegan con una fe distinta a la nuestra apenas nos relacionamos.

Bloque 3: TOMAR LA PALABRA

¿Cómo promovemos dentro de la comunidad y de sus organismos un estilo de comunicación libre y auténtica?

En temas específicos e importantes a través de los sacerdotes o laicos comprometidos; a través de las redes sociales (sobre todo de cara a los jóvenes); con un estilo transparente, sin prejuicios, fidedigno y ejemplarizante y desde un lenguaje adaptado; debiera ser ascendente y descendente (actualmente es descendente); mediante el Consejo Pastoral Parroquial y compartiendo actividades conjuntas.

Bloque 4: CELEBRAR

¿Cómo promovemos la participación activa de toda la comunidad en la liturgia?

Invitaciones personales y generales para la colaboración (aunque la respuesta es escasa); grupo de preparación de las celebraciones litúrgicas (se publican hojas con las lecturas del domingo) y liturgia familiar (preparación de la Eucaristía “familiar”); animación musical y pantalla como oportunidad y cercanía; tras la celebración, invitar a una encuentro que facilite la relación en comunidad.

Bloque 6: DIALOGAR EN LA IGLESIA Y EN LA SOCIEDAD

¿Cómo afrontamos en nuestra Iglesia las divergencias de visiones, los conflictos y las dificultades?

A veces no las afrontamos y habría que hacerlo. Los conflictos se deben resolver principalmente con el diálogo pero, en general, se adolece de ello. Se discute mucho pero no se producen cambios. Hay que esforzarse en trabajar en equipo para tomar decisiones conjuntas. Es importante ser transparente en los comportamientos y actitudes. En ocasiones, se reacciona con imposición, reclusión e incluso expulsión. Para lograr un consenso es importante acudir a la ayuda del Espíritu Santo.

Bloque 7: AUTORIDAD Y PARTICIPACIÓN

¿Cómo se promueven los ministerios laicales y la asunción de responsabilidades por parte de los fieles?

No vemos promoción, aunque ello no signifique que no haya responsabilidades asumidas. Espontáneamente, con poca planificación. Es necesario que la colaboración sea con rigor y asiduidad, arrogándose cada cual su responsabilidad.

Bloque 8: DISCERNIR Y DECIDIR

¿Cómo promovemos la participación en las decisiones dentro de nuestras comunidades?

Mediante el Consejo Pastoral Parroquial (últimamente bastante en desuso en bastantes parroquias) y grupos asesores. Hay, sin embargo, una sensación general de que no se promueve.

¿Cómo consideras que se puede mejorar?

Invitando, analizando y formando tras la búsqueda de personas con capacidad para tomar decisiones. Fomentar la coordinación entre los distintos grupos de la UP. Volviendo a aquellos Consejos Pastorales en los que mensualmente se trataban, debatían y decidían los asuntos de la comunidad. Dotando a la parroquia de auténticas comisiones (económica, liturgia, Pastoral de la Salud…) cada una con su responsabilidad y compartiendo la vida de cada comisión con la comunidad parroquial. La actual Iglesia (fuerte clericalismo) no convence y debe reformularse del todo siendo ejemplo y no escándalo.

sinodo 2021-2023

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