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Una misa de acción de gracias cargada de emotividad. Las monjas, abrumadas, por la cantidad de personas que se acercaron a la misa de despedida. La feligresía, triste, porque con ellas se termina una historia de más de medio siglo. La priora, sor Felisa, agradecida, por las muestras de cariño de la gente y ante todo, esperanzada, porque aunque la falta de vocaciones les obliga a dejar el convento, afirma que «nos irá bien, porque vamos con Dios».

El convento de San José, se encuentra en la zona de Santa María de Getxo. Al final de una carretera estrecha, en la colina de Muru (Zientoetxe).

Ayer, la tranquilidad que caracteriza al entorno, se vio alterada por el trajín de los coches y la cantidad de gente que quiso hacerse presente en la eucaristía de acción de gracias oficiada por el obispo y concelebrada por varios frailes y sacerdotes.

Homilía del obispo

El obispo Joseba Segura, acompañado en el presbiterio por Jon Korta (provincial de la orden Carmelita) y el vicario territorial Félix Larrondo, presidió la eucaristía. Las monjas de Getxo, junto a otras hermanas provenientes de otros conventos de la Provincia, participaron en la celebración desde el coro.

El prelado centró su homilía en hacer memoria y agradecer «el don, testimonio, servicio y entrega» de las monjas.

Hizo hincapié en la necesidad de contar con la oración «en una sociedad, donde lo que parece inútil a los ojos del mundo, el poder transformador del silencio, es un elemento central». «Gracias por estas hermanas fieles y perseverantes – prosiguió-. Un tiempo también para agradecer a los bienhechores y a la feligresía de la comunidad».

Finalizó su intervención subrayando que el legado de las monjas continúa «en otros lugares y en nuestros corazones» . Se refirió a la «bendición, confianza y paz por la misión ya cumplida» de unas monjas que, con una edad avanzada se retiran ahora a otros conventos.

Eucaristía carmelitas Getxo
Un momento de la homilía

Tras la celebración, las monjas, salieron a compartir un piscolabis con la comunidad.

Tres de las religiosas superan los 90 años y otras tres los 80. Cinco de ellas se marcharán al monasterio de Zaldibar. Dos se trasladarán a La Rioja y la octava, vivirá en un centro religioso de Navarra.

Fuente: bizkeliza.org